Gracias a la vida que je ha da do tanto
me dio dos luceros, que cuando los abro,
perfecto distingo lo negro del blanco,
y en el alto cielo su fondo estrellado,
y en las multitudes el hombre que yo amo. Gracias...
Me ha dado el oído que, en todo su ancho,
Graba noche y dia grillos Y canarios
Martillos, turbinas, ladridos, chubascos,
Y la voz tan tierna de mi bien amado. Gracias...
Me ha dado el sonido y el abecedario,
Con él las palabras que pienso y declaro,
"Madre”, “amigo”, “hermano” y los alumbrando
La ruta del alma del que estoy amando. Gracias...
Me, ha dado la marcha de mis pies cansados.
Con ellos anduve ciudades y charcos,
playas y desiertos, montaftas y llaňos,
Y la casa tuya, tu calle y tu Patio. Gracias...
Me dio el corazón, que agita su marco.
Cuando miro el fruto del cerebro humano,
Cuando miro al bueno tan lejos del malo,
Cuando miro el fondo de tus ojos claros. Gracias...
Me ha dado la risa, y me ha dado el Ilanto.
Así yo distingo dicha de quebranto,
Los dos materiales que fornian mi canto,
Y el canto de ustedes que es el mismo canto.
Y el canto de todos que es mi propio canto.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.